Aquiles en el gineceo by Javier Gomá Lanzón

autor:Javier Gomá Lanzón [Gomá Lanzón, Javier]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 2014-10-08T16:00:00+00:00

EL DILEMA DE LA EXPERIENCIA HUMANA

La anterior reconstrucción, adaptada al asunto propuesto, de la teoría de los estadios debería arrojar alguna luz sobre la verdadera esencia de la experiencia del hombre. La experiencia es un concepto tan capital en la historia de la filosofía que a lo largo de siglos de reflexión sobre él la tradición ha ido cargándolo de una rica variedad de significaciones. Tampoco este ensayo está exento de una deliberada ambigüedad en su uso que trata de hacer justicia al carácter abierto del concepto.

Se ha utilizado este, en primer lugar, para referirse al contenido del estadio ético, entendiendo que en el estético el sujeto se posee a sí mismo pero carece de experiencia objetiva. Este primer tipo de experiencia merece calificarse de política porque se desarrolla en el escenario finito de la polis, donde el sujeto elige ser mortal para ser individual.

Pero, por otro lado, cabe también preguntar por la experiencia en toda su amplitud, no limitada únicamente a la eticidad y sus instituciones, sino a la experiencia general del hombre con relación a la totalidad de su vida, abarcadora tanto del estadio ético como del estético, en su mutua influencia. No ya solo la decisión ética sostenida heroicamente por Aquiles con todas sus consecuencias hasta la consumación final —servicio a la polis, muerte guerrera y ejemplo póstumo de virtud—, sino, además de esto y en combinación con ello, ese gineceo profundo e igualmente incesante que permanece arraigado en el corazón del hombre durante todo su caminar como nostalgia de la primera objetividad perdida o como aspiración esperanzada de una nueva. A esta acepción del concepto, más amplia que la primera, comprensiva tanto de la emoción estética como de la experiencia política, se la designa aquí, tomándola de un estudio anterior, como experiencia de la vida[58].

Al adquirir experiencia sobre el mundo exterior, el yo se transforma en el curso de un proceso de generalización que aquí ha sido considerado no solo virtuoso sino incluso el estadio central en el camino de la vida del hombre. Esta conclusión contrasta con la noción moderna de experiencia, que, como solo tiene como tal a lo único, lo nuevo y lo diferente, es refractaria a toda generalización. Durante el largo periodo de la mentalidad premoderna, desde la ontología arcaica hasta los umbrales del siglo XVIII, la verdad residía en una objetividad ideal, universal y normativa, y la experiencia del hombre consistía en el descubrimiento y participación en esa realidad previa, ejemplar y sobre todo común a él y a todos como él. En aquella época, experimentar era siempre generalizar y todavía un Samuel Johnson pudo ensalzar con convicción «la grandeza de la generalidad».

Sin embargo, el concepto de experiencia se transformó al compás de la nueva centralidad del subjetivismo moderno, cuyo genuino valor se tiñó sin embargo desde su mismo nacimiento de un romanticismo que era el de la época pero que extrañamente se ha prolongado hasta hoy y cuyos rasgos coinciden con los que se han utilizado aquí para caracterizar al estadio estético.

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